Día de la mujer
- angiemrtz1
- 9 mar 2020
- 2 Min. de lectura
El 8 de marzo es un día importante para mí. Luego de encontrar mi identidad como individuo, la encontré como mujer, y este fecha significa mucho más que un "feliz día de la mujer" y una rosa de regalo.
No me arrepiento en absoluto de hacer caras feas cada vez que alguien me dice o escribe un "feliz día" como si fuera mi cumpleaños. Aunque también he aprendido a comprender que no todos entendemos al Día Internacional de la Mujer de la misma manera y, para mí, no merezco (ni necesito) que me feliciten; la conmemoración de esta fecha es simplemente para recordar la lucha por condiciones más dignas que hemos vivido desde el inicio de la vida como hoy la conocemos, desde la vida "civilizada" (algunas veces).
Pero en realidad, no escribo este post para explicar qué es el día 8 de marzo o por qué lo celebramos. Este año, luego de una serie de sucesos violentos en contra del género en muchas partes de México, y como consecuencia de este sentimiento de hartazgo que muchas mujeres sentimos al respecto, se convocó a todas las mujeres a un paro nacional. La justificación: en México, cada día desaparecen, al menos, 9 de cada 10 mujeres.
Y luego del debate interno que viví entorno a esta convocatoria, decidí participar y "desaparecer" por un día. Mi presencia en cualquiera de mis actividades habituales fue cercana a nula. La excepción: la comunicación con mi novio y la publicación de esta entrada.
(Y aquí la verdadera razón por la que decidí escribir respecto a esto) Decidí que le avisaría al menor número de personas sobre mi participación en el paro, porque la esencia de todo esto era ser conscientes sobre el "¿qué pasaría si ______ desaparece?". Intenté respetar el tiempo de los demás, y es por eso que decidí avisarle sólo a ciertas personas. Y justamente cuando estaba hablando con mi novio al respecto, advirtiéndole que no hablaríamos por videollamada (como de costumbre), ni le enviaría whatsapps, sino SMS y en una cantidad mucho menor a la habitual, él se sorprendió. "¿Por qué no?" me preguntaba insistentemente para ver si lograba convencerme; "porque si me matan, no voy a desaparecer sólo un día". Esa fue mi respuesta. Suena trágica, pero es real. Le busqué tanto sentido al paro, que no quise que lo perdiera sólo por querer seguir en contacto con una persona que está a kilómetros de distancia de donde yo estoy. Lo escribí y lloré muchísimo. Porque amo mucho México y los mexicanos lo estamos arruinando, porque en realidad nunca me había dado cuenta del miedo que me da que sea mi último día con la gente que me rodea y, sobre todo, porque hay miles de mujeres que no pudieron darse el lujo de "desaparecer sólo un día".

Comments